Isabela Goicochea reconoce las telas al tocarlas, de qué material son, en qué estado están y cómo deben ser trabajadas. Ella es costurera desde que hacia sus propios vestidos en la azotea de su casa en Barranco.
Nunca tuvo clases, ni máquina. A mano hace todo lo que hace, y de su mano nace la mejor ropa de Lima.
Al cabo de tantos años de trabajo, Isabela se ha comprado una computadora y contrató un servicio de Internet. Ahora pasa su tiempo libre investigando acerca de nuevos materiales y diseños.
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